Escrito por: Tatiana Espinosa
“(…) se está desarrollando una sociedad poco consciente de la dimensión sagrada de lo femenino, lo que genera consecuencias desastrosas en las relaciones entre el hombre y la mujer y entre el ser humano y la madre tierra.” Alonso del Río (2011)
Cuando era niña, recuerdo mis vacaciones de verano limeño en que se jugaba y exploraba en las calles, donde había parques con árboles para trepar y seguridad para todos en el barrio. En tiempos actuales los árboles ya no cuentan con ramas pues las podan todas, las áreas verdes son cada vez más escasas, presenciamos inseguridad en las calles, los niños y niñas no pueden jugar sin supervisión y vemos la incesante violencia contra las mujeres.
Reducir las áreas verdes urbanas, mutilar los árboles, destruir el bosque amazónico y la violencia sobre las mujeres parecen temas aislados, sin embargo, son temas que tienen mucha relación entre ellos.
En el Perú, una mujer muere por feminicidio cada dos días, y diariamente desaparecen más de dos de nosotras. Por otro lado, cada día se pierden 400 hectáreas de bosque amazónico y se cortan 74 grandes árboles de Shihuahuaco en promedio (más del 50% de estos árboles cuenta con más de 500 años de edad). No es posible continuar con este ritmo de destrucción.
La intrínseca relación entre la mujer y la naturaleza es innegable. La conexión se manifiesta, por ejemplo, a través de los ciclos de la mujer y los de la naturaleza. Nosotras contamos con los ciclos de la sangre y los ciclos gestacionales, mientras que la madre Tierra tiene los ciclos de la luna, del sol y los ciclos de las estaciones. La naturaleza es cíclica. La mujer también. La mujer y la Tierra llevan en su interior la génesis y la regeneración, son ambas la expresión del ciclo de la vida. Y la mejor expresión para simbolizar esta conexión es el término Pacha Mama, cuya energía es predominantemente femenina.
Estamos viviendo una crisis de crecimiento (económico, demográfico) desmedido que desborda lo natural. Lo normal en los sistemas vivos es una pauta de crecimiento limitado para luego pasar a la etapa de madurez. Ahora, la industria y la sociedad cada vez reclaman más, y poco a poco el consumismo nos está dejando con menos. Es un sistema de enfermedad y no de salud planetaria. En este sistema, el equilibrio femenino – masculino se ha perdido. Se ha perdido por valorar más la acción – voluntad – fuerza masculina en desmedro de las acciones de contención femeninas. Ambas son importantes, pero no hemos sabido encontrar el balance, el aporte de la mujer ha sido invisibilizado históricamente.
Se requiere dar una nueva mirada a la relación entre lo femenino y masculino para vivir como seres humanos completos y equilibrados porque en el balance de la dualidad (negativo-positivo) se encuentra el fundamento de la luz, la energía, la materia, la vida misma.
Este desbalance también se puede observar en que existe una mayor huella ecológica de parte de hombres que de mujeres. El comportamiento masculino conduce a mayores emisiones de gases que alteran el clima, de acuerdo a dos estudios científicos independientes que compararon el comportamiento, el consumo y las actividades diarias de hombres y mujeres en los países industrialmente desarrollados y encontraron que, en promedio, las mujeres causan 7 kg menos de emisiones de dióxido de carbono que los hombres por día. «Creo que los resultados son un buen indicador de las diferencias en la contaminación ambiental que resultan de los diferentes comportamientos de hombres y mujeres», dijo Frédéric Chomé, autor del estudio.
No debe sorprendernos, entonces, que investigaciones sobre diferencias entre sexos constatan que las mujeres presentan valores y actitudes más pro-ambientales que la mayoría de hombres, además de que sus actividades estás más vinculadas con la naturaleza (trabajo publicado en Ecopsychology por psicólogos y sociólogos de la Colorado State University y de la Pennsylvania State University-Abington, Women Engaging the Natural World: Motivation for Sensory Pleasure May Account for Gender Differences).
Tenemos una gran oportunidad como país, de caminar hacia la justicia social y ambiental. Somos el segundo país con mayor cantidad de áreas de bosque amazónico, con toda su riqueza y potencial. Involucrar a las mujeres en decisiones relacionadas con los bosques a nivel de comunidades ha demostrado tener efectos positivos en varios aspectos del manejo forestal, incluida la regulación de las actividades ilegales y la capacidad de los grupos de la comunidad para manejar conflictos. La inclusión de las mujeres en los comités ejecutivos de manejo forestal y la participación efectiva en la toma de decisiones mejora la gobernanza y la sostenibilidad de los recursos del bosque de acuerdo a un estudio de CIFOR, 2013. En muchos bosques y países, por lo tanto, una mayor equidad de género es una de las claves para el manejo forestal sostenible.
El día de la mujer es un día de búsqueda de igualdad de oportunidades y derechos, es un día donde luchamos porque no exista más violencia.
Hoy, en el día de la mujer, quisiera hacer un homenaje a la esencia de lo femenino, del cuidado, de crear hogar, comunidad, de compartir y tener empatía, de reconocer a la mujer y al planeta como una madre sagrada. No solo porque merece respeto, sino porque si no lo hacemos, nuestra sociedad no sobrevivirá la siguiente década. Valorar lo femenino es crucial para la supervivencia de la humanidad en este planeta.