Por: Rocío Espinosa
“Los árboles son nuestra memoria. En sus raíces y en su radicalidad están la esencia de lo que somos. De lo que seremos… Y tenemos la suerte de que los árboles siempre nos estarán esperando con los brazos abiertos”
(Joaquin Araujo)
Hacia sus brazos abiertos soñaba Tatiana Espinosa poder llegar algún día, hasta las ramas más altas de un gigante Shihuahuaco de más de 50 metros de altura. Desde que ella se dedicó a investigar los árboles más amenazados por la tala en la selva, en particular los de la especie Dipteryx sp., ha logrado determinar la edad de más de un centenar de ellos, que sobreviven aún en la cuenca del río Las Piedras, lugar donde lleva a cabo actividades de conservación con la organización ARBIO Perú, de la cual es fundadora, en Madre de Dios. Alcanzar sus ramas más altas, escalar esa gran altura de su tronco y sentir esa inmensidad de ver el bosque en esos brazos abiertos, era algo que tenía pendiente.
Andrea Maroé, un agrónomo y arborista italiano con más de 10,000 árboles trepados en todo el mundo, encontró de manera satelital a estos gigantes que aún sobreviven en la cuenca del Piedras y contactando a Tatiana, lograron escalar juntos al “Tayta”, un hermoso Shihuahuaco protegido en el bosque de ARBIO. Desde la base y con el hipsómetro láser, instrumento de medición que ella usa para determinar la altura de los árboles desde el suelo, habían estimado en 40 metros la altura de la copa. Cuando lo treparon, Andrea escaló hasta la rama más alta y desde ahí soltó hacia abajo una cinta con peso, técnica que se llama “Direct tape drop” y con ella se pudo determinar la altura exacta del gigante: 54 metros.
Juntos pudieron medir también la circunferencia del tronco, a 5 metros de altura desde el piso, lo cual resultó en una longitud de 4.94 metros. Con esta medición se procede a calcular el diámetro, que resulta en 1.57 metros, y esto permite a Tatiana finalmente calcular la edad del Tayta entre 1000 a 1200 años de edad.
Desde esa altura, Tatiana y Andrea pudieron observar y ser observados por aves rapaces como una pareja de gavilanes (Buteogallus schistaceus) y por guacamayos que sobrevolaban la copa curiosos de los nuevos mamíferos escaladores del gigante.
Se sumó al equipo de escaladores Celler Carbajal, quien gracias al apoyo de la empresa todo para el arborista facilitaron el equipo necesario para que Tatiana pudiera subir. El equipo de guardabosques de ARBIO acompañó la expedición para llegar hasta este gigante milenario dentro de la espesura del bosque.
Se estima que entre el 50 y el 90% de la vida en los bosques tropicales tiene lugar en la copa de los árboles,
siendo aún desconocidos los follajes de árboles gigantes que superan los 50 metros de altura. Se están comenzando a realizar algunos estudios y expediciones ad hoc en casi todas partes del mundo, pero el mundo arbóreo de más de 50 metros de altura constituye todavía un mundo prácticamente inexplorado.
El investigador italiano es fundador de Big Trees Foundation, una organización dedicada a los patriarcas más altos del bosque para estudiar, medir, recopilar datos y fotografiar algunos de los sitios menos conocidos del planeta después de las profundidades del mar: las copas de los árboles de más de 60 metros de altura. Equipados con cuerdas, arneses y mosquetones, cañones especiales de aire comprimido para lanzar líneas sobre ramas de más de 40 metros, equipos específicos para medir la edad de las plantas, los estudiosos y exploradores de la fundación intentarán en esta nueva expedición en la Amazonía en el 2022 descubrir nuevas especies vivas además de buscar un nuevo récord de altura de árboles en el continente suramericano.
La impresionante visión de la selva desde las ramas de un Shihuahuaco a 54 metros de altura le confirma a Tatiana la gratitud y reverencia que se debe tener hacia estos maravillosos seres que forman la estructura del bosque.
Sin estos gigantes, el bosque colapsa pues ellos son las columnas que sostienen este ecosistema, ellos dan forma y estructura a esta arquitectura natural que alberga la biodiversidad de cientos de miles de especies bajo su techo. Aprender sobre ellos, es entonces una tarea ineludible para todo el que se reconoce como parte de la naturaleza, la valora, y desea ser parte de su conservación y cuidado.