Hace tres años, la nación entera conmemoró el bicentenario de la independencia del Perú. A poco más de doscientos años de aquel acontecimiento, el país continúa avanzando y aprendiendo de sus errores pasados.
Doscientos años es muy poco tiempo
Sin embargo, doscientos años, aunque suena mucho tiempo, no es nada para la vida de un árbol milenario. Los bosques naturales de la Amazonía llevan evolucionando desde tiempos inimaginables para nosotros como humanos. Son centros de información, convivencia, y biodiversidad que se han adaptado para funcionar a la perfección, tal y como lo hacen el día de hoy. Cada individuo con su tarea específica, cada especie cumpliendo un rol irremplazable. Como si de un rompecabezas se tratase.
Cuando Perú celebraba su independencia del reino Español, algunos árboles del bosque Amazónico ya llevaban muchos años aquí.
¿Puedes imaginar que, en especies como el Shihuahuaco, un árbol de 200 años es considerado un ejemplar juvenil? Tan solo un jovencito a comparación de otros ejemplares de su misma especie, que pueden alcanzar más de mil años de vida.
¿Te lo imaginas?
¿Un ser vivo con más de mil años de vida? ¿Qué acontecimientos habrán ocurrido durante su existencia en este planeta? Si bien en el bosque de ARBIO todavía queda mucho por investigar y cientos de árboles por medir, podemos decir que, hasta la fecha, hemos podido comprobar que contamos con árboles de más de 1300 años de edad. Son los Shihuahuacos.
¿Qué estaba ocurriendo en nuestro país hace 1300 años? ¿Cuando este ejemplar era tan solo un pequeño retoño? ¿Y en el mundo?
Aquí, los Huari se convierten en el primer imperio de América, tras dominar a los moches e influenciar culturas como la Nazca y Tiahuanaco. Mientras que en Europa, el rey de los francos, Carlomagno, recién nacía.
Ese árbol ha visto la fundación de la primera universidad en el mundo, el fin de la dinastía Tang, y la primera impresión de un libro hasta ahora datada. Ha seguido creciendo mientras se daba la fundación del Reino de Inglaterra, la llegada de los vikingos a norteamérica, y la caída de Tiahuanaco. Estaba ya de pie durante la llegada de Cristóbal Colón a Sudamérica, la caída del imperio Inca, la fiebre del caucho en la Amazonía y muchos sucesos más, imposibles de nombrarlos todos.
Este árbol ha estado presente mientras vivían nuestros tatarabuelos, y muchas generaciones más atrás, y ojalá también esté de pie durante la vida de nuestros hijos y nietos. Este gigante del bosque es el pilar del ecosistema amazónico, además almacena grandes cantidades de carbono y provee de oxígeno y agua a todas las especies en este planeta. Cumple una función muy importante para la amazonia y todo el mundo.
A tres años del bicentenario
Por ello, a tres años del bicentenario, queremos no solo seguir celebrando nuestro país, sino también celebrar aquellas piezas importantes del rompecabezas que hacen que el Perú sea un país tan rico, biodiverso, y lleno de vida. Piezas que llevan aquí mucho más tiempo de lo que podemos imaginar.
Así como estamos orgullosos de muchas cualidades en nuestro país, debemos estar orgullosos por tener especies como el Shihuahuaco. Es urgente darle valor al árbol vivo en lugar de continuar cortando árboles ancestrales por el valor de su dura madera.