“Yo estuve allí, no me lo han contado”

Susel Paredes en la cuenca del río Las Piedras, Tambopata, Madre de Dios

 

Nunca antes nos había visitado un político en el bosque de ARBIO.

Lo cierto es que primero hay que ir a ver qué pasa y después es más fácil tomar acción. Que, en el 2020, el Perú haya obtenido un récord histórico de deforestación con más de 200.000 hectáreas de bosque perdidas, no es novedad; pero una cosa es leerlo en el diario y otra es verlo con tus propios ojos. Claramente hay más voces que se alzan para proteger a la Amazonía, pero se necesita un compromiso y un sistema bien pensado de protección ambiental que resguarde los derechos de los indígenas y combata a las industrias que impulsan la destrucción de los bosques.

Susel Paredes y Tatiana Espinosa en el Bosque de ARBIO Por eso estuvimos de acuerdo en que la congresista Susel Paredes viaje con nosotros hasta la cuenca del río Las Piedras donde —desde hace doce años— estudiamos y mantenemos conservada un área de selva equivalente al distrito de Miraflores (916 has). El objetivo era que la congresista y su equipo pudieran conocer y entender el rol fundamental que juega el shihuahuaco; uno de los árboles emergentes más representativos del bosque y uno de los más valorados por los taladores furtivos.

Luego de trasladarnos hasta la concesión de ARBIO —a través de una extensa travesía que toma más de tres horas desde la partida en la ciudad de Puerto Maldonado— los conflictos más visibles se fueron revelando. Estando en la vía Interoceánica, carretera de más de 2.500 kilómetros que conectan al océano Pacífico (Perú) con el Atlántico (Brasil), pudimos ver la gran cantidad de camiones que transportan madera. Es difícil detectar cuáles cumplen con la normativa y cuántos transportan madera talada ilegalmente, lavada con documentos que parecen oficiales pero que contienen información fraudulenta. A simple vista no es tan fácil ver las carencias del sistema de control, sin embargo, en el trayecto la congresista Susel Paredes pudo ver las trochas destructivas que son creadas improvisadamente para sacar madera e incluso un remolque aparentemente clandestino que trasladaba a un camión cargado de gigantes troncos por el río.

Camión con troncos, deforestación, Madre de Dios

Durante años, los políticos han ignorado la dramática situación que amenaza a los bosques amazónicos.

Para Susel Paredes y su equipo, caminar por los suntuosos senderos de la jungla y poder ver algunos de los shihuahuacos que aún se levantan en nuestra concesión ha sido clave. A veces para entender que estos árboles tienen una tasa de crecimiento muy lenta y por ello, su madera es muy dura y apreciada por la industria de pisos parquet, es necesario tenerlos al frente y admirar su magnitud, su fuerza y entender el rol esencial que cumplen en beneficio de todos los seres vivos.

Dentro de la concesión, el equipo de campo pudo explicar a los visitantes —que tan solo para crecer medio metro de diámetro— el shihuahuaco demora más de 300 años y que si continúa su depredación para el 2025 ya no quedará ninguno en pie. Otro punto importante fue exponer cómo la destrucción del bosque es impulsada por los madereros cuando despejan la tierra para el pastoreo de ganado y los monocultivos.

 

Para quienes custodiamos los árboles día tras día y luchamos por darle valor al bosque en pie, contar con el apoyo de un miembro del congreso es un paso más.

Ahora nos toca sentarnos y aterrizar el compromiso para tomar medidas tangibles y poder realizar cambios sustanciales. Abrir la mirada de personajes claves y ayudarlos a entender las complejidades y aristas del conflicto que atraviesan los bosques amazónicos, es una de nuestras principales tareas. Estamos seguros que esa complejidad los ayudará a acercarse y a comprender lo que estamos perdiendo cuando se degradan nuestros bosques.

Susel Paredes, Shihuahuaco cortado

“Yo estuve allí, no me lo han contado”,

fue lo que dijo Susel Paredes mientras grababa un video en medio del bosque en la cuenca de Las Piedras. Con ese mensaje llegó al congreso un día después de aterrizar en el aeropuerto de Lima —justo cuando se debatía la modificación de la Ley Nº 29763, Ley Forestal y de Fauna Silvestre que ponía en riesgo el patrimonio forestal y biológico de los bosques amazónicos— y donde alzó la voz para comunicarle a los funcionarios políticos que sobre todos pesa la responsabilidad por proteger a los bosques amazónicos y librarlos del pillaje de recursos de los cuales muchos quieren sacar una tajada.

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