Comunicadores expertos con internet propia
Suzanne Simard investigadora forestal de la Universidad Columbia Británica (Canadá) descubrió que los árboles del bosque están conectados por una red de raíces y micorrizas, a través de la cual transfieren nutrientes.
En su experimento marcó hojas de abedules (Betula papyrifera) con isótopos de carbono (C13 y C14) y comprobó que este carbono era transferido a plantas vecinas de abeto (Pseudotsuga menziesii). En el sentido contrario, el carbono marcado en las hojas de abeto, durante el invierno apareció en los jóvenes abedules desprovistos de hojas.
Las micorrizas
son asociaciones simbióticas entre hongos (mykós en griego) y raíces (riza) de plantas. Los filamentos de los hongos forman redes enormes llamadas micelios que movilizan y transportan los nutrientes minerales del suelo hasta las raíces de las plantas, mientras que el hongo recibe a cambio hidratos de carbono fotosintetizados por la planta.
Se piensa que esta simbiosis con los hongos fue crucial en la evolución de las plantas terrestres, cuando dejaron el medio acuático hace unos 400 millones años y tuvieron que aprender a captar las sales minerales y nutrientes retenidos por las partículas del suelo.
La publicación de estos resultados supuso el auge en la investigación sobre las redes de micorrizas, que serían bautizadas como Wood Wide Web o internet del bosque.
A través de estas redes no solo circulan nutrientes, sino también señales bioquímicas y eléctricas de un árbol a otro; lo cual sería una prueba de la existencia de comunicación real entre árboles.
Se comprobó que abetos que habían sufrido daño severo por insectos, transmitieron por medio de la red de micorrizas, señales de estrés a los árboles vecinos, que a su vez respondieron activando los genes que sintetizan enzimas defensivos. La señal de alerta fue comunicada no solo a los árboles de la misma especie, sino también a los de otras especies.
Simard sostiene que los grandes árboles proporcionan ayuda a los más jóvenes a través de esta red de hongos, sin ella la mayoría de las plantas jóvenes no se desarrollarían.
Es decir, que los árboles más antiguos, más desarrollados y grandes, son “plantas madre” que se encargan de la gestión de los recursos de una comunidad de plantas a través de los hongos. De este modo la conexión es tan fuerte que cuando se corta un árbol grande, la tasa de supervivencia de los más jóvenes del bosque o selva se reduce drásticamente.
La investigadora sostiene que la conexión existente entre las plantas es comparable con la sinapsis de las neuronas humanas.
De acuerdo a estos estudios podemos ver la repercusión de la tala indiscriminada sobre nuestros bosques amazónicos. La tala selectiva de madera dura de especies como el Shihuahuaco (Dipteryx micrantha) está causando el exterminio de estos “Arboles Madre” sin los cuales, los más jóvenes no lograrán asegurar la supervivencia de la especie.
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